Lucas
La parábola de fariseo y el publicano es dura de tragar. Quizá porque ya nos queda un tanto lejos esto de los publicanos. Para hacernos una idea de lo que se nos está diciendo, supongamos que, en vez, de los personajes de la parábola, tuviéramos, por un lado, a un cristiano de los de Taizé y, por otro, a un traficante de órganos. No se cómo reaccionaríamos si un excéntrico nos dijera, mientras cantamos el “ubi caritas”, que el traficante que, fuera de la Iglesia, permanece doblado por su propia miseria e invocando a un Dios que ni siquiera puede concebir, está más cerca de Dios que nosotros.
Josep Cobo del Blog La Modificación
Siempre tan profundo Josep….