"FOI ET JOIE", mi puerta de entrada al Chad

Haydée Rivera González
29 Jan

«FOI ET JOIE», mi puerta de entrada al Chad

Soy religiosa mexicana, y desde los primeros años de formación sentí el llamado por la misión en África, y fue en el 2010 que tuve la oportunidad de llegar hasta aquí. El país de «prueba» fue Camerún. Con clima agradable, lluvias muy seguidas, una tierra muy fértil, comida deliciosa, todo parecía muy bueno en ese tiempo de adaptación, sin embargo no todo podía ser color de rosa… El primer año tuve que pasar por un largo momento de paludismo que persistía a pesar de los diversos tratamientos que me daban, la doctora ya no sabía qué hacer conmigo, y mis hermanas claro que estaban preocupadas y pensaron seriamente en reenviarme a México, tal vez esto no era para mí. Esa enfermedad, provocada por un minúsculo mosquito, me hizo trabajar interiormente sobre lo que quería y sobre ese llamado de servicio tan deseado en África. Finalmente mi único deseo fue ponerme en las manos del Señor y aceptar su voluntad. Regresé a México para mis vacaciones y encontré un especialista en enfermedades tropicales, no recuerdo qué tratamiento me dio, pero desde entonces ¡estoy lo más de bien! Eso me permitió continuar con alegría mi misión. Ese tiempo en Camerún no era más que una transición para llegar al destino que me habían dado: el Chad.

Las Hermanas Auxiliadoras están presentes en el Chad desde 1967, y este país ha sido como una perla preciosa para la Congregación. Tantas y tantas experiencias me eran contadas para poder conocer el país, la gente, el lugar, las misiones. Pero yo, ¿qué haría dentro de todo ese universo tan distinto? Y una puerta de entrada se abrió: Fe y Alegría.

En enero del 2016, aún estando en Camerún, fui invitada al congreso Internacional de Fe y Alegría celebrado en el Chad. La mayoría de los asistentes tenían muchos años trabajando en ello y me encantó escuchar todo el trabajo que hacían en los lugares más pobres, para que cada vez más niños y niñas tengan derecho a la educación. Y Fe y Alegría no busca una educación cualquiera, se busca una educación de calidad, y para ello hay que entregarse, formarse, trabajar codo a codo con toda la población. Me sentí entusiasmada con el proyecto.

Seis meses después del congreso me enviaron al Chad e inmediatamente empecé a trabajar en Fe y Alegría, en Bitkine. Y aunque había estado en el congreso que me dio un panorama general de la manera de trabajar, me sentía perdida, había tantas y tantas cosas por aprender. La primera cosa que hice fue visitar cada uno de los pueblos y las escuelas de la red, conocer a la gente, las autoridades, los maestros y hacer un primer contacto con los alumnos. A medida que visitaba los lugares, me iba dando cuenta de la precariedad en la que trabajan los  maestros, las condiciones de las salas de clase y la falta de material para tener las condiciones necesarias para un buen aprendizaje. Si uno se deja llevar por lo externo, lo más seguro es que el desánimo llegará pronto, porque ante tanta necesidad uno se siente impotente; lo que hay que hacer es seguir confinando en la gente y seguir apostando por la educación con los medios que se tengan a la mano.

¿En qué consiste el trabajo de Fe y Alegría? Existen dos departamentos, el primero es el de la pedagogía que se encarga de organizar las formaciones para maestros (del estado y comunitarios), directores, maestras de preescolar, y también hacen todo el seguimiento pedagógico en todas las escuelas Fe y Alegría (hasta el momento hay 32). El segundo departamento es el de la Relación Escuela-Comunidad (REC), este departamento se encarga de toda la sensibilización con los padres y madres de familia, se les dan formaciones, y se les ayuda a hacer el presupuesto al inicio del año escolar, se crean actividades con ellos para que puedan tener los medios para pagar a los maestros (como los campos comunitarios, actividades generadoras de ingresos, etc.). Es un trabajo conjunto entre los dos departamentos, tiene que haber una estrecha colaboración para que las cosas funcionen en las escuelas. Los animadores de Fe y  Alegría son muy dinámicos y tienen una gran capacidad para empatizar con los demás y esto hace que el trabajo sea más dinámico y que la gente de los pueblos se involucre. En Fe y Alegría/Chad se está trabajando mucho para poder dar una educación de calidad, y se apuesta por la educación de las niñas, esa es una de nuestras prioridades. Sabemos que es desde pequeños que los niños pueden adquirir las bases para una buena educación, es por ello que estamos implementando los preescolar en todas nuestras escuelas, dando una formación a las maestras y ayudando a las madres de familia que son las que pagan la escolaridad de los niños pequeños. El trabajo es arduo, las condiciones climáticas en ocasiones son un obstáculo para ir a los pueblos, las dificultades a veces son grandes, pero cuando se tiene la voluntad de ayudar y de aportar un granito de arena en la educación de los niños y ver que las cosas pueden mejorar uno se siente motivado.

Contenta del trabajo hecho en Fe y Alegría Chad, contenta de los lazos de amistad que se crearon con los compañeros de trabajo, hoy tengo que decir adiós a esta hermosa misión. Me han enviado por algunos meses a Kenia para hacer una experiencia en una de nuestras comunidades allá, es una misión que recibo con los brazos abiertos, sabiendo que mi corazón se queda en Fe y Alegría y que si algún día tengo que regresar lo haré con gusto y ánimo para seguir colaborando en esta bella labor. Confío en que habrá otros que vendrán para continuar esta misión y que poco a poco vaya creciendo esta red de escuelas Fe y Alegría en el Chad.

Haydée Rivera González – hermana Auxiliadora

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