Saludos desde Kampala
Tambor de fotografies:
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Un saludo de nuevo desde Maban, Sudán del Sur. Nos gustaría poder compartir con vosotros noticias alegres, pacíficas, sin sombra de dolor o incertidumbre, pero en estas latitudes eso no parece ser posible todavía. El 25 de Diciembre, día de Navidad tuvimos enfrentamientos armados muy serios entre diferentes grupos armados de la comunidad refugiada y de la comunidad local, que dejaron a más de 30 personas muertas.
En Febrero el gobierno tuvo que admitir que en partes del país la hambruna había empezado y que la situación empeoraría en los próximos meses. Hay más de cinco millones de personas que necesitan ayuda humanitaria urgente, sin duda una hambruna creada por el conflicto armado. Un conflicto que empezó en Diciembre de 2013 y que ha sumido Sudán del Sur, el país más joven del continente, en una espiral de autodestrucción. Mientras tanto las élites de este país se lo toman a la ligera, parece que estén jugando a soldaditos de plomo, pero siguen masacrando a miles, sin dejar de disfrutar de la buena vida en sus lujosas mansiones en las capitales de los países vecinos.
El 21 de Mayo, cuando parecía que la situación en Maban se estabilizaba y por fin tomábamos buen ritmo con nuestras actividades habituales (apoyo a las escuelas locales, clases de inglés a adultos, apoyo a los más vulnerables, actividades formativas y recreativas para los jóvenes y acompañamiento a las comunidades cristianas) la violencia nos visita de nuevo, esta vez una disputa entre grupos armados dentro de los campos de refugiados. Todavía está por ver si los líderes locales pueden contener la situación.
A pesar de las dificultades y la incertidumbre no cejamos en nuestro empeño. Nos resistimos a rendirnos, pues el pueblo de Dios aquí no se rinde, vive con una admirable resistencia un nuevo embate de violencia y desplazamiento.
El día de San Esteban, 26 de Diciembre de 2016, escribía en mi diario:
“Durante los dos últimos días ha habido enfrentamientos armados fuertes. Pudimos celebrar la eucaristía el 25 por la mañana pero por la tarde los combates se intensificaron y estamos cobijados dentro de casa. La mayoría de nuestros vecinos han dejado sus casas huyendo hacia zonas más apartadas. Ayer, sentado a los pies del baobab en la puerta de nuestra casa, Mary y Lucy dos niñas de unos 6 años vinieron y se sentaron a mi regazo mientras sus madres estaban recogiendo a toda prisa sus pocas propiedades.Los tiros se oían a la distancia. Sus madres hicieron un fardo pequeño con lo esencial. Contemplando los rostros asustados de Mary y Lucy, habiéndolas visto tener que huir de sus humildes chozas ya más de tres veces en apenas 3 años, con gran tristeza y un fondo de indignación me surgía del fondo del corazón un grito: ¿Hasta cuando Dios mío tu pueblo va a tener que sufrir?
En la mayoría de lugares la Navidad es tiempo de alegría y paz. Para nosotros aquí en Maban se nos recordó una vez más el terrible misterio del mal, el mundo roto en el cual Dios decidió hacerse humano. Nuestro Dios se hizo humano no a pesar de la oscuridad y el mal del mundo, sino precisamente asumiendo esas realidades, para hacer redención y reconciliar todos y todo con Dios.”
Contamos con vuestro apoyo y vuestra oración
Pau Vidal, SJ (fotógrafo: Albert González Farran)